AMANTES DE LAS CINCO
(Inédito)
Pleamar imperturbable que desata viejas escarchas.
El invierno enclaustra a los amantes de tardes,
cuando se apagan los rumores del escaso día.
Se extingue el bullicio… los afanes diarios.
La oscuridad, de fiesta, se viste de misterio
Y buscan saciar sin miradas sus pasiones vetadas.
Y las noches de invierno son tan largas…
que el deseo tirita cuando hay soledad.
Cuando la vida nos vacía y nos llena de muerte.
La vida me seduce de rojo escarlata.
Como mujer fatal o Celestina en ganga.
La vida me sonríe presumida, escuálida
como top-model de portada.
La vida es contingente.
¡No es fácil vivirla!
Llena de pruebas y quejas.
La vida hay que tolerarla,
cuidarla,
hacerle el amor día a día.
Ella, que se hace la comprometida,
la admirable,
la prudente,
la sacra, me enamora.
Me enamora todo el tiempo
con sus golpes de suerte,
con sus utopías sacadas debajo de las mangas;
con sus ofertas impredecibles;
con sus regalos inesperados.
La vida se impone,
encarcela,
liberta:
pone trabas y destrabas.
da
quita.
Nos vacía.
Hace respirar futuros promisorios:
Vivir presentes repletos de planes inciertos…
la vida nos enloquece y nos enamora.
Nos apasiona,
Nos traiciona,
Nos llena de muerte.
La vida duele, la vida pasa
Al final de los tiempos,
la muerte,
atrapa.
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